En el quinto y último tomo de esta monumental obra, Alice Bailey se centra en la relación entre los Siete Rayos y los mundos de la religión, la ciencia y la política. Aborda cómo cada rayo se manifiesta en las instituciones humanas y cómo estas pueden alinearse con el Plan Divino para el progreso espiritual colectivo. El tratado sirve como una síntesis entre lo esotérico y lo práctico, mostrando cómo las energías cósmicas modelan la evolución de la civilización.
Bailey sostiene que el futuro de la humanidad depende de su capacidad de reconocer y cooperar conscientemente con estas fuerzas. También dedica espacio al análisis de las escuelas esotéricas, los Ashrams de los Maestros y las relaciones jerárquicas que existen entre los discípulos avanzados y los instructores ocultos. Esta última parte del tratado refuerza el papel del servicio consciente como eje de toda evolución espiritual.