Annie Besant aborda el concepto de dharma como la ley universal que sostiene el orden cósmico y rige el comportamiento ético de cada individuo. Desde una perspectiva espiritual, lo describe no solo como deber, sino como la expresión del propósito interior de cada alma en su etapa evolutiva. El dharma, según Besant, se manifiesta en distintas formas según la conciencia y el entorno del ser humano, pero siempre apunta al mismo fin: el crecimiento interior y la armonía universal.
La autora expone cómo el dharma se entrelaza con la ley del karma y la reencarnación, formando una trilogía espiritual que guía la vida hacia la plenitud. Su visión propone que actuar conforme al dharma no es una obligación impuesta, sino una consecuencia natural del autoconocimiento. Cada acción en armonía con el dharma es un paso hacia la liberación del alma y hacia su reintegración con lo divino.