Annie Besant dedica este tratado a explorar una de las leyes más fundamentales de la filosofía oriental: la ley de causa y efecto, conocida como karma. Explica que toda acción genera una consecuencia inevitable, no como castigo, sino como mecanismo natural de equilibrio. El karma, según Besant, no es una cadena que esclaviza, sino una oportunidad para corregir errores y desarrollar sabiduría.
La autora distingue entre karma individual, familiar, nacional y planetario, señalando que todos están interrelacionados en una vasta red de interdependencia espiritual. Con claridad pedagógica, enseña cómo modificar el curso del propio destino a través del pensamiento consciente, el amor desinteresado y la recta acción. El karma, visto así, se convierte en un maestro silencioso que guía al alma hacia su perfección.