Este tratado de Annie Besant propone una ética espiritual basada en la comprensión de las leyes universales que rigen la evolución del alma. La autora explora conceptos como la ley del sacrificio, el servicio altruista y el desapego como pasos esenciales para alcanzar un nivel de conciencia más elevado. Su enfoque fusiona la filosofía oriental con principios teosóficos, apelando al desarrollo del carácter como vía de ascenso espiritual.
Besant establece que la vida superior no es una abstracción mística, sino una realidad alcanzable cuando el individuo alinea su voluntad con la ley cósmica. Este alineamiento se da por medio de la autodisciplina, la meditación y la renuncia progresiva a los deseos inferiores. El texto invita a vivir en armonía con la ley del alma y a reconocer que cada acción tiene una resonancia en los planos invisibles del ser.