Alice Bailey analiza el Libro de Job desde una perspectiva simbólica y esotérica, interpretando sus pasajes como un drama iniciático que representa el camino del alma a través de las pruebas y la oscuridad. Job no es visto como una víctima pasiva del sufrimiento, sino como un discípulo en entrenamiento espiritual, cuya fe y perseverancia lo conducen al reconocimiento del Yo superior.
La obra examina temas como la ley del karma, la relación entre la personalidad y el alma, y la iniciación espiritual a través del dolor. Bailey desvela el sentido profundo de las pruebas de Job como procesos de purificación y alineación espiritual, donde la oscuridad es la antesala de la revelación. El enfoque ofrece al lector una comprensión renovada del sufrimiento como una etapa necesaria en el crecimiento interior.